Lady Java deseaba bailar. Ali pedía ver a su hermano. Robert tenía intención de salir con sus amigos. Yetta quería usar una bandera roja. Betty pretendía dar clases. Ernest aspiraba a quedarse en el país al que había servido con orgullo. Daisy esperaba que se tomara en cuenta su voto.
La Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), que este año celebra su 100º aniversario, los representó a ellos y a muchos miles de personas más. A menudo, las suyas fueron luchas individuales hasta que la ACLU SoCal se involucró en ellas, y el resultado, en muchos casos, tuvo repercusiones para millones de personas en el sur de California y en todo el territorio nacional.
Marcamos el comienzo de este año señalado con algunas de las historias de las personas a quienes nuestra organización ha representado. No todas estas historias han concluido con éxito, pero sí representan nuestra lucha firme por la justicia.
Lady Java
Artista transgénero (también, Sir Lady Java), era una figura de gran renombre en los clubes nocturnos de la comunidad Africana en la década de 1960 en Los Ángeles. Sus espectáculos incluían elementos de danza, canto, comedia e imitaciones. Sin embargo, en 1967, agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles, (LAPD, por sus siglas en inglés) advirtieron al propietario de un club que el espectáculo de Lady Java infringía la Ley nº 9, según la cual: “no se podían realizar espectáculos en los que el intérprete hiciera imitaciones de otra persona disfrazándose o vistiéndose con ropa del sexo opuesto sin un permiso especial.” El permiso les fue denegado. Con el apoyo de un abogado de ACLU SoCal, Lady Java llevó el caso al Tribunal Supremo de California, que falló en su contra con un argumento técnico: el tribunal dictaminó que debía ser el propietario de un club quien llevara la denuncia contra la Ley nº 9 a los juzgados para que esta se tomara en cuenta. Lady Java y el abogado de ACLU no encontraron propietarios de clubes dispuestos a llevar esa denuncia a los juzgados. En 1969, un decreto relacionado con otro caso vinculado a las licencias de cabaret anuló la primera ley, pero la ACLU SoCal informó de que se personaría en apoyo a los casos de la comunidad LGBTQ.
Ali Vayeghan
En 2017,
Ali Vayeghan tomó un vuelo desde Teherán para visitar a su hermano y otros familiares en Los Ángeles. No sabía que la administración Trump había aprobado el inhumano veto a los viajeros musulmanes, y que este estaba vigente en el Aeropuerto de Los Ángeles (LAX). A pesar de tener el visado correspondiente y la documentación en regla, Vayeghan fue detenido en el aeropuerto y no se le permitió ver a su familia. Al día siguiente, y bajo protesta, Vayeghan fue literalmente arrastrado a un vuelo en dirección a Irán. Sin embargo, mientras estaba volando, ACLU SoCal consiguió una victoria sin precedentes contra el veto, ya que lograron una orden judicial que le daba permiso a Vayeghan para entrar en EE. UU. Cuando finalmente pudo llegar de nuevo, cientos de simpatizantes, familiares, periodistas, y el alcalde de Los Ángeles se acercaron a saludarle. Muchos cantaban “Esta tierra es tu tierra.”
Yetta Stromberg
En 1929,
Yetta Stromberg era una profesora de 19 años en el Pioneer Summer Camp del condado de San Bernardino. Ella supervisaba el acto diario en que los participantes del campamento usaban la bandera roja y recitaban el manifiesto de lealtad a “la bandera roja de los trabajadores.” Un alguacil local la arrestó por usar esa bandera, alegando que vulneraba la ley estatal de 1919, que prohibía cualquier exhibición pública de una bandera roja “como acto propagandístico.” ACLU SoCal aceptó llevar el caso: Stromberg fue condenada por un tribunal del estado y corría el riesgo de tener que entrar en prisión, pero en 1931, una sentencia trascendental del Tribunal Supremo de EE. UU. dictaminó que la ley contra la bandera roja de California “se oponía frontalmente a la garantía de libertad.”
Robert Mitchell
Robert Mitchell, Afroamericano, conocía sus derechos cuando agentes del Departamento de Policía de Bakersfield pararon el coche en el que viajaba como pasajero con sus amigos en 2017. Los residentes de la comunidad Afroamericana de la zona estaban muy acostumbrados a que se les obligara a detenerse por cualquier motivo y que se les interrogara. En este caso, la policía alegó que los ambientadores del coche que colgaban del retrovisor no eran adecuados. Mitchell se negó a responder a sus preguntas, argumentando que no era sospechoso de ningún crimen y, por ello, no tenía la obligación de contestar. Tenía razón, pero esta afirmación enojó de tal manera a los agentes de policía que fue enmanillado, arrestado e ingresó en la cárcel. ACLU SoCal presentó una denuncia y logró llegar a un acuerdo en su nombre.
Betty Brooks
Betty Brooks era profesora de un curso muy popular titulado “Las mujeres y sus cuerpos,” parte del Programa de Estudios de las Mujeres de Cal State Long Beach a principios de la década de 1980, que se convirtió en objetivo de un grupo evangélico y de otro grupo afiliado con la líder antifeminista Phyllis Schlafly. Las autoridades universitarias cedieron a las demandas del grupo de activistas de la derecha; Brooks fue expulsada temporalmente y la clase quedó cancelada. En 1982, ACLU SoCal denunció a la universidad por vulnerar el derecho de los profesores a la libertad de expresión, al proceso debido y a contar con igualdad de protecciones por ley. Finalmente, la universidad llegó a un acuerdo en 1991, por el que tuvo que abonar compensaciones a las denunciantes. Actualmente, la universidad ofrece la carrera de Estudios de las Mujeres.
Ernest Wakayama
Ernest Wakayama parecía el candidato ideal para poner a prueba la legalidad de encarcelar a personas de ascendencia japonesa en campos de internamiento durante la Segunda Guerra Mundial. Wakayama, que había nacido en Hawái, no era un radical. Era ciudadano estadounidense, veterano de la Primera Guerra Mundial, y oficial de la Legión Estadounidense. Sin embargo, se puso en contacto con ACLU SoCal en 1942 para informarse sobre el creciente desafío de la evacuación forzosa. A.L. Wirin, abogado de ACLU SoCal, presentó la documentación relativa a este caso. Sin embargo, antes de que llegara la fecha del juicio, Wakayama y su esposa, según cuentan testigos de la época, estaban tan enojados con la situación que decidieron abandonar la nacionalidad y fueron deportados. Unos años más tarde, Wakayama contó a varios testigos que su acto de renuncia a la nacionalidad no fue voluntario, sino por la presión de varios agentes.
Daisy Lopez
Daisy Lopez vive en el condado de Riverside, donde casi la mitad de los residentes son Latine. En la larga historia de la Junta de Supervisores del condado, que cuenta ya con 129 años, solo ha habido un solo miembro Latine. En 2021, la junta aprobó un plan de reorganización por distritos que dividía las comunidades Latine, de manera que el poder del voto de los residentes Latine quedaba diluido y, de ese modo, mantenía a la vieja guardia al cargo de cómo se gastan los impuestos. “La industria de los almacenes de Riverside ha visto un crecimiento económico sin precedentes en las tierras del sur,” afirmó Lopez. “Solo una pequeña parte de este crecimiento llega a las casas de los miles de trabajadores de los almacenes que trasladan los productos.” ACLU SoCal presentó una demanda conjunta a nombre de Lopez y otros residentes con el fin de solicitar el rediseño del mapa de distritos para que garantice una representación justa para las comunidades Latine.
La lucha por la dignidad y los derechos humanos sigue, como sigue la labor de la ACLU SoCal.
ACLU SoCal se fundó bajo el principio de libertad de expresión para los activistas obreros, y ha crecido hasta convertirse en una fuerza imparable en la lucha por la justicia racial, la igualdad de género, los derechos de los inmigrantes, los derechos LGBTQ, los derechos de los votantes, la igualdad en la educación, y la justicia económica, además de proteger a los ciudadanos ante los abusos de las fuerzas del orden y del sistema legal.
Esperamos cumplir 100 años más en los que la libertad y la igualdad estén garantizados para todos.
Créditos Fotográficos
Lady Java: Transas City
Yetta Stromberg: Courtesy of Judy Branfman
Betty Brooks: Remarks by Deborah Rosenfeldt printed in the Sojourner, Ohio State University, Vol. 11 No. 5, January 1984
Ernest Wakayama: Herald Examiner Collection / Los Angeles Public Library